"Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo."
Efesios 4:32
Cuando Dios nos salvo, no lo hizo tomando en cuenta nuestra justicia sino que, haciendo misericordia, por su gracia, nos salvo tomando en cuenta la justicia de Jesucristo. Ahora, por la gracia de Dios somos salvos, estamos firmes en esa relación con Dios establecida sobre el fundamento de la obra de Cristo en la cruz del calvario. Es en ese pensamiento que debemos edificar todas nuestras relaciones. Dijo el Señor, "bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia" (Mateo 5:7). No puede ser de otra manera, si hemos sido objeto de misericordia y se nos ha perdonado una gran deuda, no podemos ahogar a nuestro prójimo que nos debe tan poco. Si hermano, cualquier ofensa o agravio es muy poco, es nada, en comparación con nuestra ofensa a Dios. La misericordia es en esencia no castigar a otro como merece sino más bien extenderle nuestro favor. Si has nacido de nuevo, medita acerca de esto y ora para aplicarlo.
Nuestra naturaleza que es débil y nuestra carne que está vendida al pecado, no dejan de pensar en la justicia, nuestros ojos juzgan continuamente todo y alcanzamos el punto de no poder vivir sin ser críticos exhaustivos de los errores de nuestros hermanos.
Hay quienes pierden la paz a tal punto que no pueden dormir por el hecho que alguien ha hecho algo indebido y muchas veces es cuestión de mi opinión, la cual siempre estoy pensando que es buena y debería ser seguida. Si tengo autoridad la cosa se pone peor, tengo que actuar no puedo dejar que pase por enfrente de mi ninguna "injusticia", hay que hacer algo.
La ofensas personales son insufribles, el pastor tiene que hacer algo, no puedo pasar por alto esas palabras que se repiten en mis oídos... es toda una locura, eso no es el evangelio que predicamos.
La salvación implica una nueva posición pero también una capacidad sobrenatural para que nuestro andar sea conforme a Jesucristo. Nuestra justicia no satisface los requerimientos de Dios, por eso se nos ha enviado al Espíritu Santo, el ha venido para que cumplamos la palabra de Dios.
Ser misericordioso implica hacer misericordia, para hacer misericordia debemos estar en una situación donde nos veamos impulsados a castigar con palabras o gestos las acciones de otros. Las ofensas, las injurias y calumnias producen una deuda, esa deuda es lo que nos inquieta, ¿Que haremos?
Las ofensas pueden venir en diferentes formas y situaciones, a veces son palabras, otras veces son gestos, pueden ser en público o en privado y siempre son pecado. No hay duda que una persona que ofende a otros con o sin causa está muy mal, pero, si yo lo sigo en su mal hacer entonces seremos dos los que están mal.
Cuando estamos en una situación así, pensamos que la salida es que la otra persona reconozca su error y lo que sucede muchas veces es que no lo hacen, y ahí es donde viene nuestro mal. Es cierto que la persona merece ser castigada pero, ahí es donde debemos hacer uno de la misericordia. No se trata de ser indulgente o poco serio con las cosas de Dios, se trata de aplicar lo que dice la Biblia y buscar la restauración del ofensor.
Usted puede tomar el camino de "fuego con fuego" y empezar a combatir sin saber donde terminará el asunto pero también puede elegir tener misericordia y mostrar al ofensor algo que muy probablemente no espera. Es posible que al principio haya burlas y sarcasmo o alguna otra respuesta inadecuada pero, con seguridad que siguiendo este camino hallaremos paz y la mejor de las soluciones.
Muchos piensan que las personas no nos tomarán en serio si no respondemos ferozmente a las ofensas y con toda seguridad que SI NO LO HACEMOS CON FE NO TENDREMOS NINGÚN RESULTADO, es imposible que el poder de Dios se manifieste en alguien que no tiene fe. No se preocupe por lo que otros digan, busque la voluntad de Dios y hágala; nuestro propósito es que el sea Glorificado, no que seamos más populares.
Hacer misericordia implica no solo una actitud pasiva sino también un genuino deseo de buscar la comunión y esto es imposible sin amor. El amor es el que hace posible que la misericordia fluya poderosamente. Espere la oportunidad y haga el bien al ofensor, no huya de sus sentimiento sino vaya delante de Dios y el le dará la salida. La misericordia diaria es necesaria para el buen vivir del cristiano en la familia, en la iglesia, en el trabajo y donde quiera que vamos. Abra su corazón a la corrección, si has sido un hombre implacable que no puede sufrir las faltas de otros entonces arrepiéntase porque nosotros fallamos muchas veces y aún así la misericordia de Dios se extiende sin cesar sobre nosotros.
Esposos, tengamos misericordia de nuestras esposas, no seamos inmisericordes, tratando sin afecto entrañable a la madre de nuestros hijos y compañera; esposas tengan misericordia en las ofensas de los esposos animándoles a seguir adelante sin ofensas ni durezas; Padres tengan cuidado de mostrar misericordia no indulgencia para con los hijos, no podemos dejar de decirles su mal pero si podemos hacerlo de una forma apropiada y a los hijos les recuerdo que tienen un mandamiento que está unido a una promesa, no pierdas la bendición de Dios.
Nuestra naturaleza que es débil y nuestra carne que está vendida al pecado, no dejan de pensar en la justicia, nuestros ojos juzgan continuamente todo y alcanzamos el punto de no poder vivir sin ser críticos exhaustivos de los errores de nuestros hermanos.
Hay quienes pierden la paz a tal punto que no pueden dormir por el hecho que alguien ha hecho algo indebido y muchas veces es cuestión de mi opinión, la cual siempre estoy pensando que es buena y debería ser seguida. Si tengo autoridad la cosa se pone peor, tengo que actuar no puedo dejar que pase por enfrente de mi ninguna "injusticia", hay que hacer algo.
La ofensas personales son insufribles, el pastor tiene que hacer algo, no puedo pasar por alto esas palabras que se repiten en mis oídos... es toda una locura, eso no es el evangelio que predicamos.
La salvación implica una nueva posición pero también una capacidad sobrenatural para que nuestro andar sea conforme a Jesucristo. Nuestra justicia no satisface los requerimientos de Dios, por eso se nos ha enviado al Espíritu Santo, el ha venido para que cumplamos la palabra de Dios.
Ser misericordioso implica hacer misericordia, para hacer misericordia debemos estar en una situación donde nos veamos impulsados a castigar con palabras o gestos las acciones de otros. Las ofensas, las injurias y calumnias producen una deuda, esa deuda es lo que nos inquieta, ¿Que haremos?
Las ofensas pueden venir en diferentes formas y situaciones, a veces son palabras, otras veces son gestos, pueden ser en público o en privado y siempre son pecado. No hay duda que una persona que ofende a otros con o sin causa está muy mal, pero, si yo lo sigo en su mal hacer entonces seremos dos los que están mal.
Cuando estamos en una situación así, pensamos que la salida es que la otra persona reconozca su error y lo que sucede muchas veces es que no lo hacen, y ahí es donde viene nuestro mal. Es cierto que la persona merece ser castigada pero, ahí es donde debemos hacer uno de la misericordia. No se trata de ser indulgente o poco serio con las cosas de Dios, se trata de aplicar lo que dice la Biblia y buscar la restauración del ofensor.
Usted puede tomar el camino de "fuego con fuego" y empezar a combatir sin saber donde terminará el asunto pero también puede elegir tener misericordia y mostrar al ofensor algo que muy probablemente no espera. Es posible que al principio haya burlas y sarcasmo o alguna otra respuesta inadecuada pero, con seguridad que siguiendo este camino hallaremos paz y la mejor de las soluciones.
Muchos piensan que las personas no nos tomarán en serio si no respondemos ferozmente a las ofensas y con toda seguridad que SI NO LO HACEMOS CON FE NO TENDREMOS NINGÚN RESULTADO, es imposible que el poder de Dios se manifieste en alguien que no tiene fe. No se preocupe por lo que otros digan, busque la voluntad de Dios y hágala; nuestro propósito es que el sea Glorificado, no que seamos más populares.
Hacer misericordia implica no solo una actitud pasiva sino también un genuino deseo de buscar la comunión y esto es imposible sin amor. El amor es el que hace posible que la misericordia fluya poderosamente. Espere la oportunidad y haga el bien al ofensor, no huya de sus sentimiento sino vaya delante de Dios y el le dará la salida. La misericordia diaria es necesaria para el buen vivir del cristiano en la familia, en la iglesia, en el trabajo y donde quiera que vamos. Abra su corazón a la corrección, si has sido un hombre implacable que no puede sufrir las faltas de otros entonces arrepiéntase porque nosotros fallamos muchas veces y aún así la misericordia de Dios se extiende sin cesar sobre nosotros.
Esposos, tengamos misericordia de nuestras esposas, no seamos inmisericordes, tratando sin afecto entrañable a la madre de nuestros hijos y compañera; esposas tengan misericordia en las ofensas de los esposos animándoles a seguir adelante sin ofensas ni durezas; Padres tengan cuidado de mostrar misericordia no indulgencia para con los hijos, no podemos dejar de decirles su mal pero si podemos hacerlo de una forma apropiada y a los hijos les recuerdo que tienen un mandamiento que está unido a una promesa, no pierdas la bendición de Dios.
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Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. Efesios 4:29