"Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo."
Efesios 4:32
La vida dentro de la iglesia requiere del desarrollo de un carácter conforme a Cristo, esto sin duda que no es sencillo pero ni por un momento dudamos que es posible. Cristo tiene poder para transformarnos. Si estamos en Cristo somos nueva criatura, nueva creación, participantes de la naturaleza divina y muchas cosas más que nos hacen ver la posibilidad de un cambio maravilloso en áreas en las cuales no pensábamos que podíamos cambiar. Vamos a dedicar algunas líneas para meditar estos términos que se expresan como un mandamiento. Amado hermano, seamos buenos administradores de las bendiciones que Dios nos ha dado, recordemos que nuestras malas conductas son objeto de la disciplina por parte de nuestro Padre celestial que nos a adoptado para ser hijos suyos según el puro afecto de su voluntad.
Jesucristo nos enseñó acerca de sus requerimientos y debemos prestar atención a lo que la palabra de Dios enseña para no errar y servir de tropiezo a otros por conductas que no se justifican desde el punto de vista de Dios. Ser benigno, ser bueno, hacer el bien... Dios quiere que seamos benignos pero, ¿Como lograrlo?
Lo primero que tiene que haber es un encuentro con Jesucristo, esto es imprescindible para ser benigno. No pagar mal por mal es uno de los principios de la benignidad. Jesús no pago mal por mal nunca sino que se mostró benigno para con todos y cumplió lo que ahora nos pide a nosotros, amar al enemigo bendecir al que me maldice y orar por el que me persigue. Esto no es tarea fácil.
¿Que es una ofensa? Cuando hablamos, la comunicación implica que le demos significado a las palabras y ese significado va más allá de lo que se dice, hay un lenguaje en el cuerpo y en la voz que interpretamos junto con las palabras, el tono de voz, el aire, las actitudes, el rostro, todo forma parte de la comunicación pero, la parte más delicada de todo son nuestras expectativas en dicho proceso. Si espero que todos me traten bien y tengo una definición de lo que significa tratarme bien (que siempre será algo subjetivo y personal) entonces cuando se de una conversación u ocurra algo que se sale de mis expectativas quedo sorprendido. Tengo una debilidad, no estoy preparado y es justamente esto lo que nos impide muchas veces ser benigno.
Nuestras vidas están en Cristo y la palabra de Dios dice que debemos ser semejantes a él en sus padecimientos, es decir que ya de antemano se nos anuncia que hemos de padecer, entonces este padecer va a manifestarse de diferentes formas y una de ellas es precisamente la de ofensas, mal tratos, calumnias, acusaciones injustas y muchas otras cosas. Si cambiamos las expectativas y entendemos que es parte de nuestra vida y que no es nada anormal que pasemos por estas situaciones tenemos algo muy importante a nuestro favor, ELIMINAMOS EL FACTOR SORPRESA, se que esto ha de llegar y cuando llega lo asumo como parte de el trato de Dios hacia mi vida para que sea semejante a Cristo en sus padecimientos.
La reacción. Este es el punto más difícil para resolver si uno no ha asumido que las ofensas son parte de nuestra vida en Cristo. Cuando nos sentimos ofendidos reaccionamos y sentimos una necesidad de "poner en su lugar al ofensor" ¡tenemos que hacer algo! y te pregunto ¿Por que? ¿En que me afecta la ofensa? la mayor parte de las veces no todas, las ofensas solo nos comprometen emocionalmente, no hay ningún efecto tangible sino es algo que llega hasta mi ser interior y es ahí donde como dijimos, debo estar preparado, la ofensa no es nada si la asumo como parte de mi vida en Cristo, al quitarle el factor sorpresa muchas emociones desaparecen. Si soy capaz de pensar en el momento podre escoger ser benigno, el problema está en que mis emociones van muy rápido y han empujado mi voluntad y ya he respondido "las cuatro cosas que se merece" y cuando mi visión se aclara me doy cuenta del mal que he hecho. Si nuestras reacciones han de ser BENIGNAS entonces necesito estar en control de ellas, la ira me hace perder el control pero, cuando se termina todo se ve diferente.
Amado hermano, esto parece sencillo cuando lo leemos pero, necesitas orar, pide al Señor que manifieste su benignidad más y más en tu vida. Recuerda al Señor que cuando le maldecían no respondía con maldición, ¿por que? porque el sabía que para eso había venido. No le des poder a tu ofensor de controlarte, entendamos que cuando reaccionamos no estamos haciendo otra cosa que seguir las pautas de la otra persona, he perdido mi libertad, el otro me ha vencido, pero si por el contrario aprendo a actuar, es decir, cuando viene una ofensa cual sea, actúo dentro del contexto de lo que me enseña la biblia entonces eso es ser libre.
Seamos benignos para con todos, seamos como nuestro Padre celestial que hace salir su sol sobre justos e injustos, Dios es ofendido por millones de personas a diario y aún así, muestra benignidad. Si hemos de ser benignos no debemos limitarnos a no reaccionar sino que debemos tomar la iniciativa y hacer el bien al que me ofende. Dios podría castigar inmediatamente y tiene el derecho de hacerlo, pero, no contenderá para siempre con el hombre sino que a su tiempo juzgará todas las cosas. Nosotros conformémonos con entender que las palabras son solo eso palabras, estemos listos para hacer el bien en todo tiempo. Luego hablaremos sobre la misericordia. Dios les bendiga.
Jesucristo nos enseñó acerca de sus requerimientos y debemos prestar atención a lo que la palabra de Dios enseña para no errar y servir de tropiezo a otros por conductas que no se justifican desde el punto de vista de Dios. Ser benigno, ser bueno, hacer el bien... Dios quiere que seamos benignos pero, ¿Como lograrlo?
Lo primero que tiene que haber es un encuentro con Jesucristo, esto es imprescindible para ser benigno. No pagar mal por mal es uno de los principios de la benignidad. Jesús no pago mal por mal nunca sino que se mostró benigno para con todos y cumplió lo que ahora nos pide a nosotros, amar al enemigo bendecir al que me maldice y orar por el que me persigue. Esto no es tarea fácil.
¿Que es una ofensa? Cuando hablamos, la comunicación implica que le demos significado a las palabras y ese significado va más allá de lo que se dice, hay un lenguaje en el cuerpo y en la voz que interpretamos junto con las palabras, el tono de voz, el aire, las actitudes, el rostro, todo forma parte de la comunicación pero, la parte más delicada de todo son nuestras expectativas en dicho proceso. Si espero que todos me traten bien y tengo una definición de lo que significa tratarme bien (que siempre será algo subjetivo y personal) entonces cuando se de una conversación u ocurra algo que se sale de mis expectativas quedo sorprendido. Tengo una debilidad, no estoy preparado y es justamente esto lo que nos impide muchas veces ser benigno.
Nuestras vidas están en Cristo y la palabra de Dios dice que debemos ser semejantes a él en sus padecimientos, es decir que ya de antemano se nos anuncia que hemos de padecer, entonces este padecer va a manifestarse de diferentes formas y una de ellas es precisamente la de ofensas, mal tratos, calumnias, acusaciones injustas y muchas otras cosas. Si cambiamos las expectativas y entendemos que es parte de nuestra vida y que no es nada anormal que pasemos por estas situaciones tenemos algo muy importante a nuestro favor, ELIMINAMOS EL FACTOR SORPRESA, se que esto ha de llegar y cuando llega lo asumo como parte de el trato de Dios hacia mi vida para que sea semejante a Cristo en sus padecimientos.
La reacción. Este es el punto más difícil para resolver si uno no ha asumido que las ofensas son parte de nuestra vida en Cristo. Cuando nos sentimos ofendidos reaccionamos y sentimos una necesidad de "poner en su lugar al ofensor" ¡tenemos que hacer algo! y te pregunto ¿Por que? ¿En que me afecta la ofensa? la mayor parte de las veces no todas, las ofensas solo nos comprometen emocionalmente, no hay ningún efecto tangible sino es algo que llega hasta mi ser interior y es ahí donde como dijimos, debo estar preparado, la ofensa no es nada si la asumo como parte de mi vida en Cristo, al quitarle el factor sorpresa muchas emociones desaparecen. Si soy capaz de pensar en el momento podre escoger ser benigno, el problema está en que mis emociones van muy rápido y han empujado mi voluntad y ya he respondido "las cuatro cosas que se merece" y cuando mi visión se aclara me doy cuenta del mal que he hecho. Si nuestras reacciones han de ser BENIGNAS entonces necesito estar en control de ellas, la ira me hace perder el control pero, cuando se termina todo se ve diferente.
Amado hermano, esto parece sencillo cuando lo leemos pero, necesitas orar, pide al Señor que manifieste su benignidad más y más en tu vida. Recuerda al Señor que cuando le maldecían no respondía con maldición, ¿por que? porque el sabía que para eso había venido. No le des poder a tu ofensor de controlarte, entendamos que cuando reaccionamos no estamos haciendo otra cosa que seguir las pautas de la otra persona, he perdido mi libertad, el otro me ha vencido, pero si por el contrario aprendo a actuar, es decir, cuando viene una ofensa cual sea, actúo dentro del contexto de lo que me enseña la biblia entonces eso es ser libre.
Seamos benignos para con todos, seamos como nuestro Padre celestial que hace salir su sol sobre justos e injustos, Dios es ofendido por millones de personas a diario y aún así, muestra benignidad. Si hemos de ser benignos no debemos limitarnos a no reaccionar sino que debemos tomar la iniciativa y hacer el bien al que me ofende. Dios podría castigar inmediatamente y tiene el derecho de hacerlo, pero, no contenderá para siempre con el hombre sino que a su tiempo juzgará todas las cosas. Nosotros conformémonos con entender que las palabras son solo eso palabras, estemos listos para hacer el bien en todo tiempo. Luego hablaremos sobre la misericordia. Dios les bendiga.
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Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. Efesios 4:29